Wayne Price
Este es el
capítlo 1, introductorio (2º edición), que estoy escribiendo, con el mismo
titulo y subtitulo. Este capítulo se centra en por qué podría ser util para
anarquistas y socialistas libertarios aprender de la economía política de Marx,
a pesar de la historia negativa que recorre a marxistas y anarquistas.
Una
introducción anarquista a la Critica de la economía política de Marx
Hoy, el
mundo se enfrenta a inquietantes trastornos de carácter político, militar,
ecológico, cultural e incluso espiritual. Claramente, esto incluye una profunda
crisis económica, que coincide con todos estos problemas, por lo que se vuelve
necesario entender la naturaleza de esta crisis, si queremos enfrentarla.
De todas las
teorías económicas, las dos escuelas principales son burguesas, en el sentido
de que defienden el capitalismo. Tanto la escuela conservadora, monetarista,
pro libre-mercado sin restricción alguna, como la liberal/socialdemócrata
escuela keynesiana, existen para justificar el capitalismo y aconsejar a los
gobiernos cómo manejar la economía capitalista.
La única
teoría económica alternativa desarrollada es la de Carlos Marx. Su teoría fue
pensada para guiar a la clase obrera en el entendimiento del capitalismo, con
el objetivo de acabar con él (razón de porqué llamo a su teoría una “crítica de
la economía política”). Otros radicales, particularmente anarquistas,
desarrollaron ciertos temas relacionados con la economía tales como la posible
naturaleza de la economía post-capitalista. Pero ninguno, aparte de Marx,
desarrolló un análisis global de cómo funciona el capitalismo en tanto sistema
económico. Por eso me he centrado en la obra de Marx, a pesar de ser anarquista
y no marxista (ni economista). Con esto quiero decir que no acepto la totalidad
de la perspectiva desarrollada por Carlos Marx y Federico Engels, a pesar de
tener acuerdo con parte de ella.
No pretendo
originalidad. A lo sumo, el tomar una posición minoritaria ahí donde existen
diferentes interpretaciones de la teoría de Marx. Pero me enfoco en su teoría
tal cual se expresa en los tres volúmenes de “El Capital”, los “Grundrisse” y
algunos otros trabajos, y en la obra de su colaborador y compañero, Federico
Engels.
En otras
palabras, no abarco toda la teoría marxista, que incluye a los comentadores
post-marxistas, algunos de los cuales discrepan en aspectos fundamentales de la
teoría de Marx. Por ejemplo, muchos auto-denominados economistas marxistas rechazan
la teoría del valor-trabajo de Marx. Más aún, rechazan su ley tendencial a la
caída de la tasa de ganancia y otros rechazan la posibilidad del capitalismo de
Estado. La mayoría de estos comentadores son, de facto, defensores del
capitalismo de Estado (la mayoría de los marxistas demócratas/reformistas
apelan al Estado como interventor de la economía, reforzando así el
capitalismo. A diferencia de éstos, los marxistas revolucionarios buscan
derrocar al Estado tal como existe, creando uno nuevo que reemplace al Estado
burgués -mientras mantienen las relaciones capital/trabajo). Como mucho, me
referiré a algunos post-marxistas cuando discutamos sobre el imperialismo y la
época de decadencia capitalista.
Ha habido
muchas versiones de Introducción a la economía marxista, partiendo por el mismo
Marx en su “Valor, Precio y Ganancia” y “Trabajo asalariado y Capital”, sin
mencionar el vasto número de sofisticados trabajos al respecto. Muy raramente
ha existido algo sobre este tema escrito por y para anarquistas u otros
socialistas libertarios, y sospecho que puede ser de utilidad hoy.
¿Pueden los
anarquistas aprender de Marx?
¿Cómo pueden
los anarquistas aprender algo del marxismo? La Primera Internacional se vino
abajo a propósito de una dura lucha faccional entre los seguidores de Marx y
Bakunin, el fundador del movimiento anarquista. La segunda internacional
(Socialista) no dejó que los anarquistas se le unieran. Tras la revolución
rusa, el régimen de Lenin y Trotsky arrestó y fusiló anarquistas. En términos generales,
el movimiento marxista ha llevado, primero, al reformismo social-demócrata y al
apoyo del imperialismo occidental, y en segundo lugar, al genocidio, el
totalitarismo y al capitalismo de Estado (mal llamado “comunismo”), el cual
finalmente colapsó, volviendo al capitalismo tradicional.
Pero tanto
el marxismo como el anarquismo emergieron del movimiento socialista de la clase
obrera del siglo XIX. Ambos buscan el fin del capitalismo, las clases, el
Estado, la guerra y todo tipo de opresión. Ambos se centran en la clase obrera
como el agente revolucionario de cambio, en alianza con los demás sectores
oprimidos del pueblo. Sin embargo, los anarquistas rechazan las ideas de Marx
sobre de Estado de transición («la dictadura del proletariado»), la nacionalización
y centralización de la economía post-capitalista, la estrategia de construir
partidos electorales y las tendencias al determinismo teleológico. En cambio,
los anarquistas buscaron reemplazar al Estado con federaciones de consejos
obreros y asambleas comunitarias, reemplazar al ejército y a la policía con un
ejército popular organizado de forma democrática (milicias) y reemplazar al
capitalismo con federaciones autogestionadas de fábricas, industrias y comunas,
planificadas democráticamente de abajo hacia arriba.
Aún así,
muchos anarquistas han expresado su aprecio por la teoría económica de Marx.
Esto empezó con Bakunin y continúa hasta hoy, bajo la convicción de que es
posible desengancharla de la estrategia política de Marx. Por ejemplo, Cindy Milstein,
una influyente anarquista norteamericana, escribió en “El anarquismo y sus
aspiraciones”, «Más que nadie, Carlos Marx comprendió el aspecto esencial de
aquello que sería la estructura social hegemónica – articulado de la forma más
convincente en su Capital…» (2010; p. 21)
Algunos
radicales han argumentado que existen dos aspectos del marxismo (esto es, del
marxismo de Marx) -y estoy de acuerdo. Un aspecto era libertario, democrático,
humanista y proletario; el otro, autoritario, estatista y burocrático. Un lado
era científico y otro determinista y pseudo-científico. Desde este punto de
vista, el estalinismo totalitario ha usado ambos aspectos del marxismo de Marx,
no sólo la centralización y demás aspectos autoritarios, sino también los
positivos, libertarios y humanistas, con el objetivo de pintar una cara
atractiva sobre su realidad monstruosa, engañando a cientos de millones de
trabajadores y campesinos que creían que luchaban por un mundo mejor. Pero, ¿de
ahí se sigue que los socialistas libertarios deben rechazar todo el trabajo de
Marx, incluso los aspectos positivos?
Desde hace
tiempo ha existido una tendencia minoritaria en el marxismo que se ha basado en
los aspectos humanistas y democráticos de Marx. Ésta se remonta hasta William
Morris, el británico que trabajó con Engels siendo amigo de Pedro Kropotkin, y
continúa hasta hoy en el «autonomismo» marxista. La versión de la economía
marxista que he aprendido fue fuertemente influenciada por la «Tendencia
Johnson-Forrest» (C.L.R. James y Raya Dunayeskaya) y Paul Mattick (del
«comunismo de consejos»)
No estoy
diciendo que estos marxistas libertarios tengan la interpretación correcta del
marxismo, en oposición al autoritarismo marxista-leninista. Sólo estoy
señalando, empíricamente, que es posible para algunos combinar la economía
marxista con una política que es esencialmente igual al anarquismo. De ahí que
llegue a la conclusión de que es posible para el anarquismo aprender de la
crítica a la economía política de Marx.
¿Era Marx un
plagiador?
Hay todavía
otra cuestión sobre la economía política de Marx que es a veces señalada por
anarquistas. Hay quienes sostienen que Marx no inventó su teoría, sino que
aprendió la mayor parte de ella de otros pensadores, entre los cuales figura
Pierre-Joseph Proudhon, la primera persona autoproclamada “anarquista”. Este
grupo acusa a Marx de plagiador.
No hay duda
de que Marx hizo un riguroso estudio de pensadores que teorizaron antes que él,
incluyendo a economistas políticos burgueses y escritores socialistas. Sus
escritos, los que fueron publicados y los que no, admiten a menudo una lectura
de diálogos entre él y economistas anteriores (por ejemplo, en sus “Teorías del
plusvalor”, el “cuarto volumen” de “El Capital”); esta es otra faceta de su
referencia a una “crítica a la economía política”. Marx afirmaba ir más allá
que ellos, pero jamás negó que construyó sobre la base de pensadores
anteriores. Respetaba a algunos economistas políticos (particularmente a los de
la línea que va desde Adam Smith hasta David Ricardo) y a otros los despreciaba
(los apologistas puros, a los que se refería como «el pugilato pagado»).
Cuando Marx
y Engels leyeron por primera vez a Proudhon, y luego lo conocieron en Francia,
quedaron impresionados. A partir de su experiencia como trabajador artesanal,
Proudhon había desarrollado una crítica al capitalismo y un concepto de
socialismo. Los dos, jóvenes radicales de clase media, aprendieron de él. En
“La Sagrada Familia” (el primer libro realmente “marxista”), Marx y Engels
comentan el libro de 1840 ¿Qué es la propiedad? de Proudhon:
«Proudhon
hace una investigación crítica -la primera investigación resuelta y firme a la
vez que científica –de las bases de la economía política, la propiedad privada.
Ése es el gran avance científico que ha hecho, un avance que revoluciona la
economía política y hace por primera vez una ciencia real de la economía
política» (citado en Foster, 2000; p. 12).
Más tarde,
Marx y Engels se vuelven adversarios políticos y teóricos de Proudhon. Marx
atacó las opiniones de éste en “La miseria de la filosofía”, así como Engels lo
hizo en “La cuestión de la vivienda”. No entraré en los asuntos teóricos
planteados allí; creo que Marx y Engels aprendieron de Proudhon y se
desarrollaron más allá de él en determinadas maneras. Bakunin afirmaba,
«No hay duda
alguna que en la crítica implacable que Marx ha hecho de Proudhon hay mucho de
cierto. … Proudhon seguía siendo un idealista y un metafísico. Su punto de
partida es la idea abstracta del derecho; del derecho pasa al hecho económico
mientras que el Sr. Marx, a diferencia de Proudhon, ha expresado y demostrado
la indudable verdad, (…) de que el factor económico ha precedido siempre y
sigue precediendo al derecho jurídico y político. La exposición y demostración
de esa verdad constituye unas de las principales contribuciones de Marx a la
ciencia». (Leier, 2006: p.256).
Aparte de su
teoría económica, Proudhon se oponía a la huelga y a los sindicatos (y ni
hablar de una revolución de la clase obrera). Pero también elaboró el concepto
de socialismo federalista y descentralizado, contrario al estatismo centralista
de Marx, que sería importante en el desarrollo del anarquismo revolucionario.
Sin embargo,
toda la discusión es un sinsentido. La cuestión fundamental debería ser si la
teoría económica de Marx es una buena teoría, útil para la comprensión de la
economía capitalista y útil para desarrollar reacciones políticas a ella. Lo
mucho o no que Marx aprendió de otros es irrelevante. Si obtuvo buenas ideas de
Proudhon, bien por él.
¿Crítica a
la economía política?
Hay cierta
disputa acerca de si hablar de «economía de Marx», «economía política de Marx»,
o «crítica de Marx a la economía política». Sobre la primera, Marx discute la
producción y distribución de mercancías y otros tópicos que son temas
recurrentes que abordan textos sobre «economía». Al mismo tiempo, sus objetivos
e intereses eran completamente opuestos a los de los de los economistas
burgueses: no hacer funcionar mejor el sistema, sino derrocarlo.
En cuanto a
«economía política», este era un término tomado de Aristóteles, quien
distinguía entre la «economía doméstica» (del hogar y la hacienda) y la
«economía política» (de la polis, la comunidad). Los economistas burgueses
anteriores a Marx habían tomado ese concepto. Conectaban su análisis de la
economía con el rol de las clases y el Estado. A muchos radicales modernos les
gustaba usar el término en función de enfatizar que integraban la producción y
el consumo al rol del Estado y de la totalidad de la sociedad. Sin embargo, el
mismo Marx generalmente usaba «economía política» como un sinónimo de economía
burguesa.
Marx
prefería usar la frase «crítica a la economía política». Era el título o
subtítulo de gran parte de sus libros (incluyendo “El Capital”). El término
«crítica» quiere decir «análisis crítico», es decir, examinar los aspectos
positivos y negativos de algo en sus interacciones. Él era el enemigo político
de los economistas políticos, a pesar de lo mucho que respetaba a unos pocos
por su perspicacia. Era el oponente del sistema que examinaba y exponía.
Algunos marxistas hoy en día prefieren decir que están profundizando la
«crítica a la economía política». Sin embargo, ésta parece una frase larga y,
de alguna forma, extraña.
En lo
personal, uso los tres términos, pero es fundamental tener en cuenta que lo que
estamos haciendo es un ataque a la teoría económica burguesa y a la economía
capitalista. En un sentido muy real, “El Capital” por completo era una
justificación para lo que Marx había escrito como conclusión del “Manifiesto
Comunista”: «Los proletarios no tienen nada que perder, como no sean sus
cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar. ¡Proletarios de todos
los países, uníos!», y para lo que escribió como primera “regla” de la Primera
Internacional, «La emancipación de los trabajadores debe ser obra de los
trabajadores mismos».
* El
capítulo 2 discutiría el método de Marx, la teoría del valor-trabajo y la
naturaleza del plusvalor.
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